miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Desplazamiento Forzado.


El Desplazamiento Forzado.

Todas las personas alguna vez hemos tenido la oportunidad de salir de nuestro lugar de origen, por distintos motivos unos porque se van de paseo, otros por trabajo, por estudios, por amores, otros por cuestiones familiares. Pero hay quienes  les toca salir de sus casas porque son obligados, dejándolo todo, sus pertenencias, sus sueños, su estilo de vida.
Pero se consideran desplazados a las personas que hayan sido obligadas a abandonar sus hogares repentinamente, dejando sus actividades económicas habituales, porque sus vidas, seguridad y libertad corren peligro, como resultado del conflicto armado interno,  violación  de los derechos,  por desastres naturales o en busca de mejores condiciones de  de vida.

Colombia presenta numerosas razones sociales y económicas que traen como consecuencia un proceso constante de migraciones. Los ciclos rodeados de violencia y muy relacionados con acciones de terror obligaron a muchos campesinos a abandonar regiones completas con argumentos anticomunistas y evidentes intereses económicos y políticos, éstas migraciones ocurrieron en los últimos  años y las circunstancias de violencia desde éste período en Colombia afectaron en diversas formas los procesos de inserción económica de sus protagonistas.

Un caso muy similar lo vive el señor Esteban Gonzales  quien tuvo que dejar su casa porque una noche llegaron  unos hombres armados, quienes lo obligaron a dejar su casa, los compinches mataron a la mujer, este no tuvo más remedio que empacar  unas cuantas cosas y salir con sus cuatro hijos a la ciudad, a enfrentar su nueva vida.
Esteban nos cuenta que su vida no ha sido fácil, llegar a un lugar donde no se conoce a nadie, donde nadie le interesa ¿de dónde vienes?, ¿qué haces ahí? ¿Comó llegaste?. Se rebusca cómo puede un día está aquí otro allá en fin parecemos nómadas, pues no tenemos un lugar fijo para vivir. Dice él.
Yo vivía en una vereda del municipio del Magdalena allá tenía una tienda, donde todos mis vecinos me compraban, incluso a algunos les fiaba, acá es como si no existiéramos, como si nadie nos viera, extraño mucho mi casa, mi tierra, mi gente, mi pasado. Hay días que no comemos nada, nos toca dormir donde nos coja la noche. Hemos pasados muchos sustos pues en la calle hay tantos peligros.
Lo que más me preocupa son mis hijos que tuvieron que dejar la escuela, sus amigos y amoldarse a este nuevo estilo de vida, me da miedo que Jaider el mayor se meta en problemas, últimamente anda con una pandilla que les gusta robar y consumen sustancias alucinógenas, yo le he aconsejado que lo que esta haciéndonos no está bien, pero no me hace caso. Lo han detenido, varias veces porque lo  han encontrado  vendiendo drogas en  las escuelas, en los semáforos y otros lugares.
Todos los días salgo a la calle llevándome a mis cuatro hijos a buscar  trabajo, pero como nunca tuve la oportunidad de estudiar; porque desde niño me ha tocado trabajar para ayudarles a mis padres, no  me prepare en nada. Nadie me contrata, vivo de lo que me regalan las personas  que tienen buen corazón.  Me dedico a la recolección de basuras, donde me enfrento a diario a miles de bacterias poniendo en riesgo la vida  mía y la de mis hijos.
Katy la ultima de mis hijos me pregunta que cuando vamos a regresar a nuestra casa, me da tanto dolor poderle decir que  aquel hogar que su madre y yo construimos con tanto esfuerzo y amor lo hemos perdido para siempre por culpa de gente mala, que no tiene corazón y les importa mucho hacer sufrir a tantos inocentes.
En estos días me entere, por las noticias, que mucha gente más de mi vereda le ha tocado salir, otros no han corrido con suerte y los han matado.
Daría mi vida para que mis hijos nunca tuvieran que haber pasado por esto. Ojala Dios me siga dando larga vida para seguir al lado de mis hijos y no dejarlos solos, para que no tengan que enfrentarse a este mundo tan cruel, que ellos no decidieron vivir, sino  que les toco. Nadie elige su destino, hoy estamos aquí, mañana no se sabe.
La población desplazada por la violencia tiene unos derechos y por parte del Estado existen unas obligaciones. El derecho a una vida digna, el derecho a recibir ayuda humanitaria, el derecho a que no le sean limitados sus derechos civiles fundamentales por su condición de desplazado,  el derecho a la identidad cultural y étnica, el derecho a la justicia, el derecho a la igualdad, el derecho a la atención medica, el derecho a la educación, derecho a la protección.

¡ SOLO CUANDO ENCONTREMOS UN ESPACIO PARA LA TOLERANCIA, NOS GRADUAREMOS COMO SERES HUMANOS!!! (Montenegro).

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